1. EL PODER DE LA PALABRA
INTRODUCCIÓN: Muchas veces cuando nos
dirigimos para hablar con alguna persona en realidad, no medimos nuestras
palabras y las consecuencias que estas podrían traer consigo.
Mat 15:1
Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de
Jerusalén, diciendo:
Mat 15:2 ¿Por qué tus discípulos quebrantan la
tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan.
Mat
15:10 Y
llamando a sí a la multitud, les dijo: Oíd, y entended:
Mat
15:11 No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que
sale de la boca, esto contamina al hombre.
Mat
15:15
Respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos esta parábola.
Mat
15:16 Jesús
dijo: ¿También vosotros sois aún sin entendimiento?
Mat
15:17 ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre,
y es echado en la letrina?
Mat
15:18 Pero lo que sale de la boca, del corazón sale;(E)
y esto contamina al hombre.
Mat
15:19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los
homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos
testimonios, las blasfemias.
Mat
15:20 Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer
con las manos sin lavar no contamina al hombre.
Que era lo que Jesús quería
enseñar al respecto?
En primer lugar analicemos lo qué significa la
palabra contaminar: //Alterar nocivamente la pureza o las condiciones normales de una
cosa o un medio por agentes químicos o físicos//. //Pervertir, corromper la fe
o las costumbres//.
Nocivo: es algo que daña
Costumbres: resulta que para los judíos era una costumbre el hecho de
lavarse las manos antes de comer, y habían muchas cosas dedicadas a Dios las
cuales se hacían por mera costumbre y no por que fueran de corazón y por eso el
señor Jesucristo los tacha de hipócritas, y los fariseos se encargaban de andar
vigilando que la gente cumpla esas costumbres que se habían adquirido, y de ahí
el enojo de ellos con Jesús, pero Jesús les manifiesta que lo que contamina
nuestra vida espiritual es lo que decimos y pensamos, a lo cual debemos ponerle
cuidado especial.
A Dios no le interesa que le busquemos de manera mecánica, sino él
quiere que lo busquemos en espíritu y en verdad.
Continuando con el tema del poder de la palabra, en cierta oportunidad
se realizó un experimento: Se colocaron dos frascos llenos de arroz, en el uno
se le hizo un letrero que decía, gracias te quiero y en el otro decía no te
quiero te odio y todos los día cuando los niños llegaban a la escuela se
dirigían a los frascos y les decían lo correspondiente a cada letrero y a los
pocos días observaron que el frasco de arroz en el cual estaba el letrero que
tenía la frase positiva estaba bonito, pero en cambio el arroz que estaba en el
frasco que tenía el mensaje negativo estaba dañado.
Los griegos decían que la palabra era divina y los filósofos elogiaban
el silencio
Una vez alguien dijo: "Dios nos dio dos oídos y una sola boca, usémosla en esa
misma proporción", es decir escuchemos más y hablemos
menos.
Tratemos de construir al hablar y no destruir.
Las palabras tienen poder en nuestro subconsciente y de
alguna manera terminan convirtiéndose en realidad.
José Saramago, el fallecido premio Nobel de literatura, dijo
en un discurso en el 2004 que las palabras no son ni inocentes ni impunes.
"Hay que decirlas y pensarlas en forma consciente"
El pasado 14 de junio, en Estados Unidos, Mark Waldman y
Andrew Newberg, psiquiatras y profesores de las universidades de California y
Thomas Jefferson, lanzaron el libro Las palabras pueden cambiar tu cerebro, una
reflexión sobre las cargas de las palabras negativas y positivas.
Miguel Ángel Cornejo cuenta un anécdota que le sucedió a un
amigo suyo: Cuenta el amigo que cierto día asistió a una conferencia dictada
por Miguel Ángel Cornejo precisamente sobre el poder de la palabra, y le
impactó tanto que llegó a su casa a las 6 p.m y le llevó flores a su esposa, su
esposa pensó que había llegado borracho, luego se dirigió al cuarto de su hijo y ahí estaba con su pelo
pintado de color verde, una camiseta negra y unos cuadros raros pegados en la
pared, empezó a hablar por primera vez con su hijo y se pasó tanto el tiempo
que se hicieron las 2 de la mañana, cuando se despidió para ya irse a dormir,
ya casi al salir de la habitación de su hijo, estando en la puerta, se acordó
de la conferencia sobre el poder de la palabra, se regresó hasta donde estaba
su hijo y le dio un gran abrazo y le dijo: hijo mío te amo mucho, mucho, y el
hijo comenzó a llorar como nunca lo había hecho antes, después ya el padre iba
a salir de la habitación y estando en la puerta su hijo le toca el hombro y le
dice: papá, te puedo regalar algo?, y sacó de su bolsillo 10 tabletas, su padre
le pregunta ¿droga? Y el hijo le responde: No papá esta noche pensaba
suicidarme, gracias por decirme que me amas.
La palabra es un bálsamo mágico
¿Hace cuánto tiempo que a tus papás no les dices que los
amas?
¿Hace cuánto tiempo que a tus hijos no le dices que los
amas?
Y a tu esposa? Recuerda que las mujeres son más sensibles al
oído
La lengua es una parte pequeña del cuerpo, pero tiene ¡mucho poder!
(Santiago 3:5).
"Con la lengua, lo mismo bendecimos a nuestro Dios y Padre, que
maldecimos a los hombres creados por Dios a
su propia imagen. De la misma boca salen bendiciones y maldiciones.
Hermanos míos, esto no debe ser así"
(Santiago 3:10, Dios Habla Hoy).
La lengua
Stg 3:1 Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos
de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.
Stg 3:2 Porque todos ofendemos muchas veces. Si
alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar
todo el cuerpo.
Stg 3:3 He aquí nosotros ponemos freno en la boca de
los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo.
Stg 3:4 Mirad también las naves; aunque tan grandes,
y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por
donde el que las gobierna quiere.
Stg 3:5 Así también la lengua es un miembro pequeño,
pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un
pequeño fuego!
Stg 3:6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad.
La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e
inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.
Stg 3:7 Porque toda naturaleza de bestias, y de aves,
y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza
humana;
Stg 3:8 pero ningún hombre puede domar la lengua, que
es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.
Stg 3:9 Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con
ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.(A)
Stg 3:10 De una misma boca proceden bendición y
maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.
Stg 3:11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma
abertura agua dulce y amarga?
Stg 3:12 Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera
producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua
salada y dulce.
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